Una parte de la literatura se ha escapado de los libros. Algunas historias descansan guardadas en cajones mientras que otras se leen y se comparten por Internet. Para dar cabida a esa “otra” literatura, la que no podía ser publicada por parte de las editoriales, en abril de 2011 dos jóvenes madrileños, el periodista Pablo Trillo y el informático Rodrigo Aguilera, se lanzaron a la aventura de poner en marcha
Literatura Nova, una red social para que los escritores noveles pudieran dar a conocer sus textos así como recibir elogios y críticas. Con ellos reflexionamos sobre la emergente relación entre literatura e Internet.
Por Robert Sendra
En la presentación de la red social, resaltáis que la literatura no sólo está en los libros. ¿Creéis que Internet podrá servir para mejorar la calidad de la literatura, o simplemente la democratizará?
Es complicado, aunque a la vez muy fácil. Realmente creemos que Internet servirá para ambas cosas. Mejorará la calidad de la literatura pues siempre habrá escritores maravillosos que, de no ser por Internet, posiblemente nunca hubiesen sido leídos más allá de su círculo de conocidos. Ya existen varios ejemplos de escritores que se han dado a conocer gracias a Internet y a la auto-publicación, algo que hasta hace unos años era una osadía. Y es maravilloso, porque esa democratización permitirá que mucha más gente escriba y que mucha más gente lea.
¿Cómo se regulará la calidad y los contenidos?
Es complicado, pero el único filtro posible son los propios usuarios y los requisitos culturales de cada uno.
¿Cómo creéis que beneficia vuestra herramienta a un aspirante a escritor?
Un escritor novel que pueda ver sus textos publicados, aunque sea a través de una pantalla, siempre sentirá una especial ilusión. Si además se considera que el texto publicado es un texto descargable y portable a cualquier lector electrónico a parte de un ordenador, y que los textos tiene la posibilidad de ser evaluados, comentados y compartidos, la sensación de ser leído es muy reconfortante. De eso se trata Literatura Nova. Somos, más bien, un soporte, o al menos pretendemos serlo. Una especie de libro enorme donde cada cual puede publicar lo que cree que merece la pena ser publicado y en donde los usuarios, y sólo los usuarios, actúan como filtro; como alumnos, como maestros. Es una retroalimentación constante que servirá a muchos para pulir fallos o servirá a otros tantos para aficionarse a la lectura y a la escritura. Cómo beneficie depende de cada escritor, en la medida en que esté dispuesto a aceptar halagos o críticas, y en la medida en la que quiera seguir creciendo no sólo publicando, sino leyendo textos de otros tantos y animándose a comentar y a votar. No debería ser una experiencia unidireccional para el escritor, sino un feedback constante en el que participe como escritor, lector, crítico, votante o, si cabe, editor y publicista.
¿Cómo surgió la idea de empezar el proyecto de Literatura Nova?
La idea surgió por la inquietud propia de publicar lo escrito, de darle voz a textos que, pensábamos, merecían la pena. Surgieron muchas ideas, como vender la literatura en el metro para financiar actividades o viajes, o hacer un poco de vandalismo urbano para plantar la literatura novel en lugares donde sólo caben los grandes nombres de este oficio. Pero al final decidimos portarnos bien y empezar con Literatura Nova, un proyecto bonito y legal.
¿Qué valoración cuantitativa y cualitativa hacéis de la evolución de la red social?
Literatura Nova empezó con una inversión mínima (lo justo para pagar los servidores que la mantienen) y, hasta ahora, no ha tenido ingresos. No ha nacido con esa idea, aunque si alguna vez podemos conseguir financiación para mejorar el proyecto, mejor, por supuesto. Cuantitativamente ha sido una gran sorpresa la aceptación que ha tenido entre los usuarios. Rápidamente alcanzamos cifras elevadas, sobre todo después de haber aparecido en medios de comunicación de bastante nombre en este país. Actualmente contamos con cerca de 2.000 usuarios registrados y unos 3.300 textos publicados, si bien hay que reseñar que no hay que registrarse ni hay que publicar para poder acceder a todos los contenidos de la web. Cualitativamente es complicado valorarlo. A nosotros, mirando los ingresos realizados, nos parece un milagro que la web funcione tan bien. Pero somos muy poca gente y es difícil hacerlo mejorar día a día, pues tenemos también nuestros estudios y trabajos a parte, nuestra vida social, y el tiempo que se le dedica a la web no es total. No vivimos de esto, aunque nos encanta hacerlo. Irán apareciendo nuevas ideas, seguro. Por eso siempre buscamos colaboración de otras personas y no dejaremos de hacerlo jamás, pues Literatura Nova tiene que construirse entre todos para poder seguir creciendo.
¿Creéis que la literatura e Internet aún tienen mucho que aprender la una del otro?
Por supuesto. Hemos leído textos en la web que parece mentira que no estén publicados más que en Internet. Hay excelentes poetas, cuentistas maravillosos, narradores de vértigo. Y da pena ver cómo hay libros publicados y vendidos por grandes editoriales en los que el rigor de la escritura se perdió antes de la imprenta. Internet y la literatura tienen que comprenderse para mejorarse. Es algo que, sobre todo, debería beneficiar a la literatura, si bien no hay que perder los cánones básicos ni el gusto por las cosas bien escritas y redactadas. Que exista Internet o los SMS no quiere decir que debamos destrozar el lenguaje. La neolengua orwelliana, si se nos permite el guiño, cada vez parece más próxima, y eso es algo que hay que corregir de inmediato.
Mediante recursos como el vuestro, todo el mundo puede publicar y quizás se termina con el monopolio de las editoriales, pero ¿cómo creéis que se puede combatir el problema que puede surgir ahora: el exceso de contenido en internet?
Ahora mismo el único filtro posible es el gusto y los requisitos de los usuarios. Tanto el sector audiovisual como el mundo de la escritura se ha visto excesivamente inflado tras la aparición de Internet, si bien, gracias a la red, hemos conocido a excelentes músicos y cineastas. Las cosas deberían regularse por si mismas poco a poco, y acabarán por aparecer escritores maravillosos por los que las editoriales que surjan, y ya están surgiendo muchísimas gracias al abaratamiento de los costes de imprenta, pelearán hasta el agotamiento. Requerirá un mayor esfuerzo por las editoriales que quieran publicar buen contenido, pues tendrán que bucear y bucear hasta encontrar lo deseado. Y los usuarios también acabarán por encontrar en la red a sus escritores favoritos, y después, en base a recomendaciones, posiblemente lleguen a encontrar nuevos escritores que les recomendarán a otros nuevos escritores, y así hasta el fin de los días. Y habrá mucha variedad, por supuesto, y un amplio baremo de calidades. Pero habrá cosas muy buenas, grandes descubrimientos, y eso es algo por lo que debemos alegrarnos todos.