martes, 30 de agosto de 2011

Venga, pongamos de moda la poesía

Si te gusta la poesía, no lo digas muy alto: pasó de moda. Como las hombreras, los yo-yos y los guateques. Como Mecano y Verano Azul. Ahora es cosa de unos pocos. Tan pocos, que ni siquiera tiene prestigio. Los más jóvenes creen que Garcilaso de la Vega es un torero, el Marqués de Santillana un tertuliano de Tele5 y García Lorca (oh, sacrilegio) sencillamente una plaza de su barrio. El bueno de Cirano de Bergerac ya no podría conquistar a su dama con unos versos bien rimados, y de andar por aquí estaría condenado a pasear su prominente nariz por las discotecas de Ibiza con la esperanza de caer en gracia a alguna turista amante de lo éxotico.
A pesar de todo, hace unos días una breve columna de Daniel Córdoba-Mendiola publicada en el magazine de La Vanguardia se atrevía a lanzar un reto extravagante: pongamos de moda la poesía. Ahí es nada.
Afirma el columnista, con mucho acierto, que twitter es poesía en potencia. "Va, a ver si entre todos creamos la tendencia", concluye como si tal cosa.
Para que no se diga, en Taller de Letras recogemos el guante (otra expresión poética y trasnochada, por cierto). Córdoba-Mendiola recomendaba empezar con Cummings o García Lorca (Poeta en Nueva York). Nos sumamos a esta última recomendación y, ya puestos, os proponemos la edición bilingüe (español/inglés) con traducción de Rolfe Humphries. La Diputación de Granada lanzó el año pasado una edición facsímil con el título The Poet in New York.
Por cierto: reto a cualquier adolescente a poner a prueba a Pedro Salinas para ligar en el patio o en la disco. Hace ya 60 años de su muerte, pero uno sospecha que sigue funcionando.
Así que, venga: pongamos de moda la poesía. ¡Pásalo!